Tenía los ojos sobre una mano
y caminaba la calle retrocediendo números,
todas las risas metían miedo
a la hora justa del desangre.
La humedad que anunció el río
sólo trajo vísperas de palabras y alcohol;
lo se ahora que puedo dormir,
lo se ahora que vuelvo a los libros de Enrique Symns.
Mas de una vez caminé detrás de piernas de mujer
con la sola compañía de acordes y cafés,
la niña que imaginaba ya camina,
duerme sola y fuma de vez en vez.
Es esta la ciudad, es esto la ciudad.
Soledades solas, quién no tiene algo que hacer?
Sigamos vagando por las noches y
escapando del domingo a eso de las seis,
por si quedan dudas, por si arrastra el sol.....
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